La representación de la Pasión de Cristo es sin lugar a dudas la conjunción de la fe religiosa, la tradición histórica, las raíces pluriculturales así como la riqueza misma de las variadas formas y manifestaciones de nuestra vida cultural.
La escenificación tiene un significado profundo en los católicos. Se trata de un amor que supera incluso la justicia. La justicia puede afectar y alcanzar a quien haya cometido una falta. Si el que sufre es un inocente, no se habla ya de justicia. Si un inocente que es santo, como Cristo, se entrega libremente al sufrimiento y a la muerte en la cruz para realizar el designio eterno del Padre, ello significa que, en el sacrificio de su Hijo, Dios pasa en cierto sentido más allá del orden de la justicia, para revelarse en este Hijo y por medio de Él, con la toda riqueza de su misericordia (Ef 2, 4)), como para 'introducir', junto a este Hijo crucificado y resucitado, su misericordia, su amor misericordioso, en la historia de las relaciones entre el hombre y Dios.
Sin embargo, debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, pues mañana domingo, Domingo de Resurrección o de Pascua, comienza un tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.

Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. La Resurrección de Jesús es un hecho histórico y cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.

Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría.

0 comentarios:

Publicar un comentario